7 de mayo de 2012

LA MADRE

Ayer fue el día de la madre, yo fui a verla . Allí, en Lourdes, cayendo  lluvia y truenos estuvimos en la procesión de la noche del sábado. llovía tanto que la tubieron que acortar, pero aun así era emocionante ver a tantas y tantas personas emocionadas.
Estar allí sobrecoge el alma, un lugar pequeño recogido entre montañas y tan grande a la vez. No sé  si a los demás les emociona como a mí, es un sitio que  me llena de humildad, me siento tan pequeña , tan insignificante como una mosca o tal vez menos. Las personas que van allí, van con tanta devoción que al mirarlas me emociono, todos los qué estábamos, necesitamos algo de los demás, tal vez su fe, o tal vez la fe de todos unidos esperando ese milagro de curación para nuestro cuerpo.
Creo que es demasiado pedirle a la Virgen (curar el cuerpo a tantos seres enfermos que estábamos allí), yo fui a cumplir una promesa, pero sobre todo a verla, ha sentir que estas un poquito más cerca del cielo.
Supongo que como yo la mitad de las personas que nos mirábamos pensamos lo mismo.
Es un sitio precioso si el comercio no se hubiere apoderado de la debilidad de las personas que con fe vamos ha ver a la Virgen de Lourdes, unos enfermos, otros por su belleza. Para mí es uno de los lugares más bonitos que se pueden visitar, pero repito demasiado comercio para aprovecharse de las debilidades humanas.