8 de mayo de 2012

QUE COSAS HAGO EN LA VIDA

Mi hijo me dijo hace poco: Mamá tus escritos son tristes ¿Que te pasa? le eché una sonrisa y continué haciendo la comida.
Los hijos te observan cuando menos te lo esperas, no podía contestar, estaba tan desesperada que que creí que se enfadaría, y seguro con razón.
Echacaba de menos a mi madre, !si esa buena madre que un día ingresó en una residencia para que otros la cuidaran¡ me siento mal desde ese  mismo día que la dejamos allí, día que no olvidaré.
 Cada día voy a verla y mi corazón queda partido por la mitad, salgo enferma de aquel lugar -sé que es un buen sitio para  ella pero no puedo evitar sentirme mal.
Me gustaría tenerla conmigo, cuidarla, atenderla en sus últimos días.Pero no,  serán unas buenas y extrañas personas la que se preocuparan, nosotras estaremos en nuestras casas tranquilas esperando lo peor (o lo mejor). Sin duda alguna para mi madre será lo mejor.
Dejará el abandono de sus hijas por las que tanto lucho en un tiempo difícil de la posguerra, un tiempo que se carecía de todo y que ella dejaba sus ojos en la costura.
Era costurera, luchadora, sacaba de donde no había lo necesario para que fuéramos vestidas como señoritas.
De un trozo de tela que le sobraba de un vestido que hacia para otras, tenía el don de juntar unos retales para que sus hijas fueran las más guapas del pueblo, si no compraba a bajo precio un retal de tela de colchón que ella combinaba en pliegues de colores. Era un hacha imitando a las grandes modistas de la época.
¿Y ahora que? Viejita y enferma nos la quitamos de en medió por que nos molesta. Así somos las hijas de mi madre, eso no quiere decir que todas las hijas sean iguales. Mis hermanas y yo sí.
Yo no se que piensan ellas, no hablo de este tema que me dieron comido y arropado por mis circunstancias y mi consentimiento pero que cada día llevo peor, mi salud se resiente por sentirme culpable de consentir eso.
No tube su coraje, no supe decir no a tiempo ni supe enfrentarme a quien debí hacerlo y lo estoy pagando con creces. Me quejo, y qué, no hago para remediar mi error y encima tengo la desfachatez de quejarme.
Cuándo alguien toma una decisión de este tipo tiene que apechugar con los mordimientos todo eso me esta pasando a la vida. Éso me esta pasando a mí.
Sé que tiene demencia senil, por desgracia no es el único de la familia, y sigo en mi lucha con la terrible enfermedad aguantando sus altas y bajas y siento que mi corazón ya no resiste más.
Me undo con ellos, su enfermedad es la mía, sus gestos unas veces suabes y otras violento los tengo que aguantar. Pienso qué soy yo la que esta enferma, no ellos, sus olvidos son los mios, sus desastres también, espero que seáis más inteligentes que yo ante una enfermedad tan terrible como esta.
¿Como os sentís vosotros ante problemas así? Espero que seáis mejores hijas que yo, mujeres más valientes, con más agallas para enfrentaros a ella.

Cati