4 de mayo de 2017

PRIMAVERA, MARAVILLOSA PRIMAVERA:

Comienza la primavera y explota la vida por doquier.
Allá en el monte los árboles comienzan , las vides con sus hojas y pequeños racimos al darle sus rayos el Sol parece un milagro verlas crecer de un día para otro. Los cerezos enseñan sus frutos, los perales, manzanos, higueras...
Al dar un paseo ves la explosión de colores que animan a adentrarte más en ese mundo espectacular que es la naturaleza, esa naturaleza viva que vive para enseñarnos a amarla y respetarla, para darnos la alegría de sus alimentos y la belleza de su sombra y protección que todos necesitamos.
Visitar los caminos y conocer cada rincón de aquel que por tu  situación, su ubicación, consideras que te pertenece aunque no pertenezca a nadie sino así misma.
Ver los brotes de aquello que un día plantaste, ver como crece unas veces con ayuda, las más por si solo es.....
Cuando alguien no protege aquellos que tanto necesitamos para sobrevivir me parece la mayor atrocidad que el ser humano comete por el simple motivo que necesitamos su frescor, su oxigeno, sus raíces y sus frutos para nuestra supervivencia y debemos protegerla como ella hace con nosotros aunque no reparemos en ello.
Un día hace muchos,  muchos años me subí a una morera donde sus tiernas ramas no pudieron con mi peso (Y eso que entonces no era mucho) y se rompió, me caí pero yo casi lleno mi cestita de ese rico manjar que son las moras extremeñas. Por supuesto que cuando llegué mi madre y mi tía se enfadaron un montón pero mis primas y yo lo pasamos super bien y aprendimos más que lo que nuestra profesora nos decía en clase. Aprendimos a respetar aquellos magníficos árboles y recoger su fruta sin subirnos ni romper rama alguna por la sencilla razón que debía tener el mismo dolor que sentí yo en mi caída al romper su rama .
Siempre desde ese día comprendí que lo que hicieras bien o mal tenía sus consecuencias y me izo madurar, tal vez más que ha otras niñas de mi edad porque mi madre me dio a entender- no me dio a entender, me lo dijo muy claro- que toda acción tiene sus consecuencias y esa lección la aprendí y he pretendido que mis hijos la tengan siempre presente.
Cuento todo esto porque la naturaleza y nosotros formamos un todo que una no puede vivir sin la otra y me encantaría que los jóvenes lo tuvieran en cuenta cada momento de sus vidas porque su vida va en ello, no podemos soportar más destrucciones, más incendios, más maltrato a quien nos cuida y alimenta.
Espero que esta joven generación que llena de ilusiones y ambiciones esta llegando a su plenitud, se de cuenta de ello y la proteja; que limpie esos montes abrumados  de tantas malas hiervas, que los estados limpien y proteja aquello que tanto necesitamos, que teniendo tantos jóvenes sin trabajo no entiendo que los montes estén llenos de maleza que con un trueno con su rayo correspondiente incendie lo que tanto necesitamos. Que conste que no hablo sin conocer ese tema por que lo vivimos hace veinticinco años cuando ardió la Sierra de Francia y los pueblos volcados en aquella tragedia lo pudimos solucionar gracias al rió Alagón  que con su abundante agua nos ayudó.
Desde entonces amo y respeto un poco más, si así se pudiera, esta bella Tierra a la que debemos proteger para que nos proteja.
Cati García

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