9 de mayo de 2017

DESPISTADA..,

Los despistes son cosa mía y de nadie más. Me encanta cuando están hablando y yo no quiero enterarme de algo que realmente no me interesa; me hago la sueca de un modo que todos piensan que estoy entre mis papeles o inventando algo de aquello que deseo exponer en cualquiera de mis cuartillas.
 ¡Eso de hacerte el sueco nada de nada! tienes que reconocer que eres algo más que despistada... ¡oh te olvidas que al ir a poner el nombre de la niña te quedaste en blanco y no lo recordaste asta el siguiente día cuando ya no lo necesitabas!
¡Quieres que te cuente algún despiste más! No, ahora no, ahora tengo entre manos un relato que me interesa un poco más.
Deseo contaros lo feliz que nos hizo esa jovencita que mira a su hija embobada de lo preciosa  que es y lo grande que se hace por momentos.
Cuando ella tenía que venir, su madre se puso muy enferma y pensamos que perdíamos a las dos (bueno en aquella época no había ecografias para saber si el bebe estaba bien) no, solo podíamos esperar y rezar para que las dos estuvieran bien. Gracias a Dios todo se supero y al cojerla en los brazos fue una bendición después de todo lo pasado.
Mis cuñados no podían creer que seria tan preciosa y tan pequeña por que el chico era enorme y desde luego pensamos que ella seria una niña que crecería poquito.
Creció, baya si crecieron los problemas que su madre; (una de esas madre coraje que se encuentran repartidas por el mundo consiguió que nuestra niña se hiciera una mujer bellísima y fuerte para enfrentar su vida, su  trabajo, su pareja).
Recuerdo que solo mis cuentos la relajaba cuando tenía que hacer los ejercicios, esos ejercicios que dañaba su menudo cuerpecito  del fisioterapeuta que la trataba.
Hoy, ahí con su padre y su hija mirando el árbol que lleva su nombre por que su tío y su padre así lo quisieron cuando comenzó su trabajo en el hospital.
Que maravilla ver a los tres en mi casa enseñando a la niña lo que le hicieron los mayores para que recordara ese día. Yo embelesada contemplando a esa menuda vida que seguro recordara lo que les cuenten sus abuelos y la despistada de su tía que un día le contará los cuentos que le conté a su madre cuando era chiquitita. ¡Como pasa el tiempo! la pequeña de la familia es una mujer que tiene su hija y sus problemas como todo hijo de vecino y yo continuo tan despistada como cuando era una joven que su tiempo era corto para todo los problemas que su trabajo y sus hijos representaban.
¡Era tan feliz con todos ellos y sus problemas! ¡Problemas! no, los problemas vienen cuando la felicidad se va de golpe y no la sabemos detener y he tenido la suerte de no cortar ese hilo  tan fino que va de un lado al otro.
Mis hijos siempre me han echo feliz cada día de mi vida, mi esposo ha echo lo que ha podido con una persona como yo, difícil de contentar por que de la vida lo quiere todo y no todo el mundo esta preparado para ir a por todas en cada momento de la vida sin saber qué pero luchando por todo.
No me creo una prepotente, simplemente una mujer viva que ha pretendido muchas cosas y ha conseguido alguno de sus sueños, los suficientes para saber que vale la pena vivir y luchar por ella con una sonrisa, solo por ver la cara que ponían los que más cerca tenías a pesar de los despistes, por tener ese despiste de el que siempre as presumido pero del que nunca as comentado porque es mas fácil salir de un atolladero  si te haces el despistado.
Nadie sabe lo que cuesta no querer enterarte y saberlo todo por que no te das por enterada que es la mejor forma de ser feliz y hacer feliz al que tienes a tu lado, a los que tienes a tu lado. Es la mejor forma de mantenerlo y que aprendan, los chicos son tan listos que no se les escapa una y de vez en cuándo riendo me lo recordaban  cuando les comentaba aquello que hicieron o dijeron.
Eran esos cómplices necesarios en la vida, para sea un poco mas amable y acogedora para todos, es la forma de que todos nos demos cuenta de lo equivocados que estamos cuando queremos o deseamos algo que no se puede conseguir por que sí.
9-5 -2017
Cati Garcia


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