14 de enero de 2014

COMENZAMOS...


 Comenzar un nuevo año; es maravilloso cuándo el que se fue no nos trajo la esperanza que pusimos en él.
Siempre que comienza un año estas llena de energía, parece cómo si comenzara de nuevo la armonía de los años mozos... cuando está llegando al final del primer mes, te das cuenta que todo, o casi todo continua con la misma monotonía que terminaste el anterior, sólo que el recuerdo de la familia lejana se acerca a tu mente pensando cuando las volverás a ver y te llenas de tristeza saberlas tan lejos, y tan cerca de ti en tu memoria.
Las familias no deberían desperdigarse por el mundo por qué los años pasan y cuándo quieres volver la vista atrás han pasado los años y te pierdes aquellas palabras no dichas y siempre pensadas.
Es una pena vivir alejadas de aquellos que te hicieron crecer, te aconsejarón, besarón y mimaron cuando eras una niña. Recuerdos de mujer que desea recomponer una existencía falta de esos seres que quedarón atrás sin un adiós, sin una queja, echando de menos no sabes qué pero que tú sabes su falta.
Eras una niña, casi una adolescente cuando te trasladarón a una ciudad desconocida y tan grande que por mucho que camines nunca le ves el final. Viniste de un pueblo bello y con sus casas blancas a unos grandisimos edificios de ladrillos rojos tan altos que no veías el sol. (Demasiados cambios para una jovencita llena de sueños).
Han pasado muchos años pero los recuerdos quedan pegados en la memoria como una buena película inolvidable.
Recuerdos de juegos en la calle, de risas interminables, de dicha y también de carecías.
En la gran ciudad... Trabajo, asombro, realismo de lo que pudieras conseguir con el sacrificio que estuvieres dispuesta a realizar. Con el paso de los años amaste aquella ciudad donde tus padres te llevaron sin darse cuenta de que lo qué dejaban atrás era sus vidas y las nuestras.
¿Qué hubiera ocurrido de quedarnos allí? No lo sé, lo que si sé es que de una forma o de otra estaría en la misma ciudad donde vivo y hubiere tenido a mis hijos aquí y también a mis nietas. No me veo en otro lugar que no sea mi querido pueblo "Cornellá". Aunque las preguntas se arremolinen en tu mente nunca tendrás esas respuestas que esperas, la vida es así de complicada. Nada es lo que esperas, pero mucho mas de lo que esperabas.