23 de mayo de 2013

SIEMPRE NOS QUEJAMOS

Cuándo algo te va mal solo piensas en lo mal que te trata la vida; no es así. Te olvidas cuando todo era diferente, cuando a pesar  del trabajo y las preocupaciones que te rodeaban siempre tenías la risa fácil para todos y mira qué era complicada tú vida y más que te la complicabas adquiriendo más responsabilidades de las que podías. No éso no, tu podías con todo lo que te proponías hasta que el destino decidió por ti.
Que te creías que podías tener todo? no, en la vida no se puede tener todo, viene por etapas, en las etapas malas olvidas todo lo bueno que la vida te dio, piensas que con lo buena que eres no te mereces ésto o aquello.
Mira bonita no te mereces más que él  vecino de al lado y no ha  tenido tanto como tienes tú, que más quieres.
Ya sé que la vida sonríe cuando menos lo esperas y tal vez a mí me sonrió mas tiempo del que merecía. Echo de menos la juventud de mis hijos, su alegría, sus juegos y risas, echo de menos mí trabajo cada día más lejano en  la memoria, echo de menos mi juventud, aquella que se llevaba todo por  delante, aquella que las dificultades la hacían más perseverante¡¡ hoy qué...
Hoy todo queda atrás en el tiempo y las dificultades abarrotan tu vida -tus dificultades, jajajaja- por que echas de menos todo lo que tenías pero... por qué no miras a tú alrededor -eso son dificultades- un poco¡¡¡ no te gusta ver lo que los demás te muestran, eres tan egoísta que no lo quieres ver, más vale que te fijes, que no te hagas la desentendida de lo que ocurre,  cuándo tú mejor que nadie sabes de dificultades oh... ya no recuerdas tu juventud. Sí que la recuerdas, eran tiempos de carencias y alegrías, eran tiempos de superación, de luchar por aquello que querías, por conseguir un futuro para tus hijos, eran tiempos de lucha diaria, de risas y llantos, tiempos que no olvidaras por que me izo fuerte para lo que la vida me tenía destinado, una lucha mucho mayor, una lucha por la vida de otro y eso no tiene medida, no sabes como estará al día siguiente y te tienes que enfrentar a su mirada nada más  y nada menos.
Te olvidas lo que viviste y todo lo que te rodea, incluso de ti.