29 de diciembre de 2012

NAVIDAD, NAVIDAD, NAVIDAD...

¿No os hace pensar estas fiestas? A mí sí,pienso en como sería la sociedad donde nació nuestro Señor. ¿Sería como la nuestra? ¿Las personas sentirían está sensación de incomodidad como hoy? ¿Los políticos serian tan intolerantes? ¿Existirian asociaciones para manipular a los pueblos?
Seguiría haciendo preguntas y muchas después de leer la historia y lo que pasó años después de su nacimiento creo que no hemos aprendido nada del sacrificio de Él, de lo que nos dejo y no hemos sabido entender.
Un  bebé tan pequeño como nuestros hijos que creció como ellos, supongo que sus padres se preocupa rían por que no se hiciera daño al caer al suelo, si comía, si se enfadaba... como era aquel niño que creció para morir por todos nosotros. Nadie tiene respuestas a aquella pequeña vida que creció como todos, solo con una diferencia. Él era el hijo de Dios y creció en un pueblo cualquiera, en un lugar cualquiera, con una sociedad cualquiera donde debía dar la vida por los demás.
Voy a misa y procuro escuchar los evangelios con atención por que me intriga aquella sociedad, aquellas personas que matarón a un inocente sin pudor alguno, lo humillarón, maltratarón como al peor criminal y, El después de más de dos mil años... aquí seguimos haciéndonos preguntas de quien era y por qué amamos su nombre, por qué con solo pronunciarlo nos estremecemos, por qué después de tantísimo tiempo lo adoramos u odiamos como si fuera ayer cuando vino a este mundo.
Los hombres no tenemos tanta imaginación para inventarnos algo tan sin sentido que llegue hasta nuestros días. Sí sabemos que la realidad siempre supera al pensamiento humano por muy inteligente que esté sea. Si alguien se inventa una historia esa historia contada por alguien es aun más dramática o cómica que la de él que se la inventó.
Siempre hay ese alguien que le ocurrió más... Su historia es insuperable y nadie se ha inventado ése algo más que supere a la historia sagrada. Todos, todos y cada uno de nosotros en momentos dificiles de nuestras vidas recurrimos a Él lo queramos reconocer o no, todo el que reniega de Él es por qué sus deseos, algunos deseos no se lo concede, "es aquello de... no me das no te doy" pero a la hora de la verdad lo llamamos para que nos eche un cable y tire de nuestras dificultades.